Qué hacer con esas incómodas construcciones patrimoniales

La de la derecha es la Torre Reforma. Con una lupa, paciencia y algo de suerte quizás se puede ver la casa de Capilla en la parte inferior de la imagen
La prensa informa que culminaron con éxito las tareas de desplazamiento de una casa catalogada como histórica por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). El inmueble, construido en 1929 de acuerdo a los planos elaborados por el arquitecto Joaquín Capilla, fue movido 18 metros para dar cabida al estacionamiento subterráneo de 9 niveles de la futura Torre Reforma, un coloso de 244 metros de altura que amenaza con destronar a la Torre Mayor de su sitial de edificio más alto de México. La maniobra, que tomó nueve semanas, se logró gracias a la utilización de gatos hidráulicos computarizados colocados sobre rieles instalados bajo la losa de la casa, que llegó a su nuevo destino en la esquina de Reforma con Río Elba, colonia Cuauhtémoc, sin ningún rasguño apreciable a simple vista.
En declaraciones formuladas a El Universal, Roberto Meli, especialista en soluciones estructurales, señaló que “este es un importante logro en materia de ingeniería y conservación de monumentos históricos y artísticos; estamos muy orgullosos y satisfechos”. Igual de orondo, uno de los ejecutivos de la inmobiliaria que construye la nueva torre, empresa muy preocupada de la preservación del legado arquitectónico por lo demás, indicó que esta “es una de las innovaciones tecnológicas más importantes que en materia de ingeniería y conservación patrimonial existen, y una excelente solución para integrar edificios con valor histórico a los espacios más vanguardistas e innovadores de la ciudad”. Al parecer importa poco que la construcción del arquitecto Capilla parezca la casa del perro del nuevo gigante vanguardista e innovador de Reforma, que lo que vale es que el inmueble patrimonial se salvó de los bulldozers, y eso es algo que vale la pena tomar en cuenta, un mentís para todos aquellos quejosos que se lamentan del descuido y olvido en que se encontraría gran parte de los inmuebles históricos en el país.
Sobra decir que la nueva técnica abre caminos insospechados, y de hecho ya hay planes para poder desplazar edificaciones tan importantes como la Catedral, el Templo Mayor, el Palacio Nacional, el Palacio de Bellas Artes y hasta el Sanborns de los azulejos, que podrían ubicarse en un nuevo rincón de la ciudad, más accesible en automóvil, más atractivo y menos contaminado, todo un gancho turístico que además dejaría el camino despejado para la desinteresada labor de desarrolladores inmobiliarios prestos a contribuir con su granito de arena en el proceso de renovación que experimentaría el centro histórico del Distrito Federal. Algunos más audaces, como los inquietos muchachos de Cocodrilo Enterprises, ya piensan en un verdadero parque temático histórico mexicano, un lugar que congregue los grandes hitos arquitectónicos, arqueológicos y naturales de la capital en un solo lugar (Xochimilco aparece como el área más indicada) ¿Cómo andaría el visitante recorriendo en una sola mañana atracciones hoy dispersas y frecuentemente localizadas en barrios no muy buenos, como la Catedral, la Villa de la Guadalupana, las pirámides de Teotihuacán y la casa estudio de Barragán? Si a eso le sumamos un food garden, un par de buenos hoteles y un mini tranvía el éxito estaría asegurado. Todo a pasos de distancia, seguro y bien atendido, no hay donde perderse. De hecho, se comenta que desde Barcelona están preguntando por la técnica ocupada en la casa de Reforma, que al parecer no sería tan mala idea mover un poco la Sagrada Familia, hoy situada en un terreno de altísimo valor inmobiliario. Los costos del traslado se podrían financiar con la venta de un par de pisos, quedando unos cuantos miles de euros para que la Fundación Gaudí pudiera terminar gran parte de las obras faltantes.
Tal como las canciones de Bob Dylan, definidas por su autor como eternos borradores que nunca tienen una versión definitiva, quizás ha llegado el momento de tratar las obras de arquitectura patrimonial como vagabundos que siempre estarán buscando el mejor lugar para cada momento de su vida. Fuck the context, decía Koolhaas, y quizás este es el mejor ejemplo de dicha máxima, una arquitectura donde el entorno no es algo estático ni definitivo, sino más bien algo pasajero y circunstancial. La casa de Reforma y Río Elba encontró el más apropiado para estos días a 18 metros de su implantación original, pero quién sabe dónde estará en cien años más. La técnica para hacer del sitio algo flexible ya existe, ahora sólo la imaginación y la voracidad del mundo inmobiliario marcan el límite.
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La disneylizacion de la ciiudad. Lo unico importante son los iconos, los ciudadanos y los edificios para estos, son estorbos que hay que tirar y si no me lo permiten, nos conformamos con moverlos y extraerlos del entorno que les dio origen y razon de ser.
Para que queremos edificios viejos y anticuados que solo estorban al progreso del acero y cristal (eso si, con certificación LEED)???
En principio debemos recordar que la historia es lo que nos hacer ser lo que somos, si bien el movimiento ha sido una obra importante de ingeniería, no es la primera vez que se lleva a cabo en el mundo. Por otro lado la idea de mover los edificios historicos de la primera cuadra en el DF es una idea descabellada solo llena de matices comerciales. El patrimonio histórico no solo esta representado por un solo edificio, sino todo un contexto de area y otros edificios circundantes, por lo cual no se deben apoyar movimientos innecesarios. Gracias a Dios existen ya técnicas de reforzamiento y mejoramiento de suelos para asegurar la preservacion de nuestra rico aservo historico-cultural arquitectónico. Saludos
Creo que están cometiendo la misma barbarie cometida por los españoles cuando llegaron a tierras mexicanas, destruyendo lo que consiguieron a su paso para construir sus iglesias y templos… actualmente muchos de ellos se están hundiendo.