Breve taxonomía del mobiliario urbano
A grosso modo uno puede clasificar el mobiliario urbano en dos grandes categorías: la funcional y la ornamental. En la primera se encuentran todos aquellos artefactos cuya instalación en la ciudad obedece a satisfacer los requerimientos comunes de quienes circulan por el espacio público. En este grupo se encuentran basureros, buzones, bancas, faroles, quioscos, teléfonos públicos, paraderos, etcétera. El segundo grupo está compuesto por aquellos elementos como fuentes y jardineras cuya función es más bien decorativa, ayudándonos a hacer del espacio público un lugar más amable con quien lo utiliza. Una ciudad con buen gusto y criterio es capaz de combinar ambas condiciones en cada objeto que se instala en sus calles, y así hacer de un basurero o una banca una pieza de diseño que es capaz de satisfacer a cabalidad las necesidades de quien la utiliza, aportando además a la construcción de eso que se llama imagen urbana.
Podríamos identificar un tercer grupo, en el cual elementos originalmente decorativos cumplen una segunda función de manera casi subrepticia, como aquellas macetas king size colocadas no tanto como ornato, sino para evitar que un espacio sea ocupado por vendedores ambulantes, lo que a decir verdad da un poco lo mismo, que en ningún caso dicho espacio resulta utilizable para la gente de a pie (los ambulantes en algún momento se van, mientras las macetas de King Kong quedan per secula seculorum).
Caso aparte es el de la cuarta familia, integrada por todo aquel mobiliario que no cumple ni una de las funciones anteriormente descritas. El que no sirve de nada, el que entorpece nuestra vida diaria, el que hace de nuestras calles lugares hostiles con quienes las transitan. A veces son sólo monumentos al mal gusto, la falta de criterio, o el deseo de ganar dinero a toda costa, como esos contenedores gigantescos –con sponsor incluido- colocados en medio de la vía pública para recolectar diminutas pilas o celulares obsoletos. Más comunes son los objetos en desuso, tempranas y silenciosas ruinas de plástico, concreto y metal de una ciudad que quiso ser, que no fue, y que no tuvo la voluntad de persistir en el intento, o al menos de borrar sus huellas. Camine por las calles del DF y sabrá a qué me refiero.
Buen acercamiento, coincido en lo escrito.
Sin embargo me parece te faltó una categoría: el mobiliario urbano como base publicitaria, el cual en la mayoría de los casos es peor que cualquiera (con honrosas excepciones).
Desde mi punto de vista el mobiliario urbano es la interface entre los servicios urbanos y los ciudadanos: el buzón para el correo, la parada de autobús para el sistema de transporte, el semáforo para el sistema vial, el bebedero para el sistema de agua potable, la banca para el sistema de espacios públicos, el basurero para la recolección de basura, etc. Si un elemento de mobiliario urbano no esta interrelacionado a un sistema urbano lo mas seguro es que no debe de ocupar el espacio público.
Gustavo Gómez.
Hola
Estoy haciendo una investigacion acerca del mobiliario urbano de la ciudad de méxico en especifico uno de animales de concreto como los que hay en el parque salesiano en la coloni anahuac, o en el jardin pushkin.
Si tienen algun dato o informacion o algo que pueda ayudar estaria buenisimo.
Lo lamento, pero no tengo nada de información al respecto.
Saludos