Recordando a los edificios pato

Duck building, Flanders, Long Island

Duck building, Flanders, Long Island

Aparece el tema de los edificios pato y una sonrisa que mezcla desprecio y ternura en partes iguales se dibuja en la cara de muchos arquitectos. El término fue acuñado en 1972 por Robert Venturi, Denise Scott Brown y Steven Izenour en su ya clásico Learning from Las Vegas (Aprendiendo de Las Vegas), y tomó como inspiración el Big Duck de Long Island, un edificio construido en 1931 para albergar una granja productora de huevo y carne de pato que para ahorrar equívocos entre sus clientes adoptó la forma de un plumífero tamaño king size.

En el edificio pato la envolvente es fiel reflejo del contenido, la forma es una traducción literal de la función. En él las metáforas no tienen cabida, tampoco las dobles interpretaciones. Las cosas por su nombre: al pan, pan, y al pato, pato; no basta que el mensaje sea claro; debe ser obvio ante un usuario que no desea complicarse la vida con metalenguajes arquitectónicos que sólo unos pocos elegidos pueden comprender.

Habrá que ser claros y decir que no todos los patos son iguales. Hay patos que son más patos que otros. El edificio genuinamente pato es aquél en que “los sistemas arquitectónicos de espacio, estructura y programa quedan ahogados y distorsionados por una forma simbólica global”[1]. En otras palabras, en él todos los elementos que hacen que una construcción arquitectónica pueda ser considerada como tal están subordinados a la forma que comunica al exterior el programa interior. Esto lo diferencia del llamado tinglado decorado (decorated shed), en el que “los sistemas de espacio y estructura están directamente al servicio del programa, y el ornamento se aplica con independencia de ellos”[2]. Es la clásica arquitectura caja de zapatos a la que se le superpone una fachada –perfectamente intercambiable- alusiva al programa. En el tinglado decorado “el rótulo es más importante que la arquitectura. Esto se refleja en el presupuesto del propietario. El rótulo, en primer plano, es un grosero alarde; el edificio, en segundo plano, una modesta necesidad. Lo barato aquí es la arquitectura.”[3]El edificio pato nace y muere siendo pato. El tinglado decorado hoy es un platillo volador, mañana una hamburguesa, pasado mañana un castillo de Baviera.

¿Pato o patito?

Pabellón de México en Expo Milán 2015

Proyecto ganador para el Pabellón de México en Expo Milán 2015. Imagen: ArchDaily México

Mucho ya se ha hablado del pabellón de México en la Expo Milán 2015, proyecto del arquitecto Francisco López Guerra, el chef Jorge Vallejo y el biólogo Juan Guzzy. Éste es una representación de un monumental totomoxtle (hoja de la mazorca) que ha dividido a los críticos arquitectónicos y culinarios entre aquéllos que creen que la construcción representa un maíz, y los que consideran que más bien es un tamal, versión más elaborada del primero. No es mi intención entrar en la polémica; ya lo hicieron con buenos argumentos arquitectos harto más prestigiosos que quien escribe estas líneas, como Miquel Adrià y Víctor Alcérreca. Yo sólo me acordé de los nunca bien ponderados edificios pato. Eso.

Museo del Té, Meitan, China

Museo del Té, Meitan, China

Edificio de la Oficina Regional de Desarrollo Pesquero en Hyderabad, India

Edificio de la Oficina Regional de Desarrollo Pesquero en Hyderabad, India

Edificio piano y violín, Huai Nan, China

Edificio piano y violín, Huai Nan, China

Edificio botella

Oficinas centrales de la compañía de licores Wuliangwe Group, Yibin Sichuan, China

Edificio de compañía telefónica en Kunming, China

Edificio de compañía telefónica en Kunming, China

Salón de la Fama del Fútbol, Pachuca, HGO

Salón de la Fama del Fútbol, Pachuca, HGO

Oficinas centrales de Longaberger Basket Company, Ohio, USA

Oficinas centrales de Longaberger Basket Company, Ohio, USA

Edificio Piña, Sudáfrica

Edificio Piña, Sudáfrica

Reparadora de calzado, Bakersville, California

Reparadora de calzado, Bakersville, California

[1] Venturi, Robert et al., Aprendiendo de las Vegas. Editorial Gustavo Gili, 6ª edición, 2006

[2] Venturi et al. Op. Cit.

[3] Venturi et al. Op. Cit.

5 Comentarios en Recordando a los edificios pato

  1. Se me hizo curioso que no incluyeras al Edificio Telefónica, en Santiago:

    Claro, es un poco más… ¿menos realista? que los ejemplos que presentas. Pero mis amigos chilenos, cuando me lo presentaron, lo hicieron directamente explicando que representaba cómo Chile estaba a la zaga en telecomunicaciones. «Ya ves, con un teléfono modelo 1995…»

    • Rodrigo Díaz // 3 junio 2014 en 7:24 am // Responder

      Estimado Gunnar,

      Discrepo. El edificio Telefónica parece un celular, pero no es un celular. Da algo de margen a la imaginación, cosa que no ocurre con un edificio pato auténtico, que no deja la menor duda a quien lo observa sobre lo que hay en su interior.

  2. Falto la torre entel de santiago con su forma de celular

    • Rodrigo Díaz // 3 junio 2014 en 2:22 pm // Responder

      Estimado,

      Creo que se refiere a la torre Telefónica, de la que hablé en el comentario anterior. La torre Entel es de la época en que los teléfonos eran unos aparatos negros, gordos, y con un disco al medio.

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