Algunos propietarios prefieren tomar la ruta corta para resarcirse de las pérdidas económicas que la protección histórica acarrea consigo, y recurren al viejo truco de incendiar su propiedad, cobrar el seguro, y con ese dinero edificar lo que les venga en gana en el sitio vacío, libre ya de todo tipo de ataduras patrimoniales. [Leer +]