Se vale soñar, apuntes del Foro Mundial de la Bicicleta

Imagen: Darío Hidalgo

Imagen: Darío Hidalgo

Por Darío Hidalgo (@dhidalgo65), enviado especial*

Seis mil personas nos reunimos hace unos días en Medellín para hablar y disfrutar de la bicicletas como instrumento de construcción de ciudades sostenibles. El Foro Mundial de la Bicicleta reunió en su cuarta edición a acticistas, profesionales, académicos, políticos y autoridades de cinco continentes, en un evento donde los protagonistas son los ciudadanos.

Hasta niños y niñas tuvieron la oportunidad de aprender reglas básicas y gozar de las dos ruedas en un parque organizado de acuerdo con recomendaciones de la experta Lotte Bench de la Embajada Ciclista de Dinamarca.

¿Sirve para algo hablar y aprender del uso de la bici en la movilidad cotidiana? Los que estamos metidos en este cuento creemos sinceramente que sí. Dice Pedro Bravo, autor de Biciosos, que las “bicicletas son un arma de construcción masiva”, no simplemente un vehículo de transporte, recreación o deporte.

Y en el FMB4 tuvimos múltiples ejemplos de que esto es así. Desde las transformaciones de Bogotá y Nueva York, por Enrique Peñalosa y Michael Bloomberg, hasta los avances de Almaty, Buenos Aires, Ciudad de México, Santiago, Curitiba y São Paulo, entre otros. Parece que la bici es imparable, creciendo en cada ciudad del mundo y convirtiéndose en un vehículo de salud, equidad y felicidad.

Pero el reto sigue siendo gigantesco, porque existe una inercia monumental consolidada en varias cadenas productivas que hace que sigamos construyendo ciudades dispersas y desconectadas en torno al automóvil. En el FMB4, el carro parecía “el enemigo”.

Para Janette Sadik-Khan, ex comisionada de transporte de Nueva York, “la historia de amor de las ciudades con el carro es más un matrimonio ‘arreglado’ que una unión de enamorados, donde la pasión y el gusto se acabaron hace rato”.

No pudimos en el siglo XX armar ciudades felices alrededor del carro, más bien armamos ciudades segregadas, de trancones, muertes en el tráfico y contaminación, donde dedicamos más espacio al tránsito de cuatro y dos ruedas motorizadas que a la movilidad de personas. Parafraseando al director de São Paulo Transportes (SPTrans), Ciro Biderman, “no estamos en contra del carro, estamos en contra de la inequidad”.

Por eso la bici, inventada hace más de cien años, es el vehículo del futuro por excelencia. Es sólo una manera de caminar más rápido. Puede integrarse fácilmente al transporte público y  organizarse para préstamo con apoyo de tecnología. Incluso, con asistencia de motor eléctrico, puede ser usada en zonas inclinadas y por personas de todas las edades y condiciones físicas.

Algunas ideas escuchadas y propuestas durante el FMB4 para fomentar la bici: invitar a más personas para que la ensayen en sus trayectos cotidianos (como lo hace El Parche de la Bici con la Cumbia Cachaca); implantar y extender en longitud y horario las Ciclovías Recreativas; destinar el 5 por ciento del presupuesto de transporte (promovido por Bicired de México), avanzar en políticas públicas nacionales probici (como Brasil y Alemania), y hasta incluir explícitamente las bicis en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que definen las Naciones Unidas en septiembre próximo.

Podemos seguir construyendo ciclorrutas y bicicarriles, pero esto no será significativo si no se avanza rápido. Lake Sagaris, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, dice que el plan de Santiago de 900 kilómetros en 15 años es ridículo si al tiempo se construyen autopistas urbanas en un par. Así será por ejemplo con las iniciativas de accesos a ciudades en Colombia que se financiarían por peaje; podrían por lo menos incluir ciclorrutas, andenes y prioridad a transporte público.

Conversar sobre la bici y la ciudad no es banal; por eso, un gran agradecimiento a 300 voluntarios, liderados por Carlos Cadena Gaitán, por hacer posible el FMB4 en Colombia. Y gracias a los dos mil o más biciusuarios que recorrieron la Bella Villa en la más grande ‘rodada’ que hemos tenido en Colombia, demostrando que la bici cabe en la ciudad. Nos toca pasar del discurso a las acciones; los candidatos y los votantes tienen la palabra.

(La presente columna fue publicada el 2 de marzo de 2015 en El Tiempo de Bogotá)

*Aparte de amigo personal, Darío Hidalgo es Director de Investigación y Práctica de la Red EMBARQ.

Deja tu comentario